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lunes, agosto 18, 2025

A tomar en cuenta

Qué esperar después de la Cumbre de Alaska


La reciente cumbre entre los pares ruso y estadounidense, Vladimir Putin y Donald Trump, es, como ya señalé en el artículo anterior, un momento que quedará para la posteridad en muchos sentidos. No solamente se trata de Ucrania y su fascista  e ilegítimo gobierno palmeado por los no menos fascistas líderes de Europa.

En esa reunión hubo dos mensajes claros: Estados Unidos no seguirá arropando a un fracasado como Volodimir Zelensky y Vladimir Putin no cederá ni un centímetro lo que ya ha ganado. En resumen: ambos líderes dejaron claro que tanto la Federación Rusa como los Estados Unidos de América son las dos primeras potencias mundiales que no van a permitir que alguien tan insignificante como Zelensky los siga manipulando.

Pero hay algo que probablemente tanto la KGB como la CIA (y hasta el FBI) deberían tomar en consideración, si no es que ya lo hicieron: el fantasma del terrorismo.

Por supuesto que los expertos en inteligencia sabrán leer las entrelíneas de lo que hoy lunes dijo Zelensky con su discurso disfrazado pero hay mensajes aún más claros que eso. El batallón Azov está liderado por sujetos que tienen en la mente la escuela que dejó Stephan Bandera, un fascista Pro Nazi que de hecho regaló Odesa y Starobilsk a Hitler a cambio de inmunidad. Azov no va a soltar el poder que cree tener solamente porque Donald Trump ha logrado conversar con Vladimir Putin y tener a Zelensky en la sala oval.

El problema no es que Zelensky deje o no el poder llamando a elecciones libres y que, al mismo tiempo, Europa deje de presionar a Ucrania para convertirse en un frente hostil en la frontera con Rusia, que de hecho es el punto de partida. El problema es la naturaleza del grupo de poder dentro de Ucrania misma: un grupo de ideología Neonazi que busca el control fascista en ese país.

Los extremistas no son personas que utilicen el respeto a los derechos humanos y eso ha quedado históricamente probado con los muchos atentados en la historia de la humanidad —no olvidemos Múnich en 1972 ni el WTC en 2001— y por supuesto los altos rangos de Azov cumplen con tales requisitos. Ni siquiera se puede poner en duda la calidad de militantes de ese ejército y menos aún sus simpatizantes, que no son pocos.


El poder en ese país ha permitido que esos altos mandos, incluido Zelensky, dispongan de un fondo financiero oculto —proporcionado involuntariamente por Europa y Joe Biden— que les ha vuelto millonarios a través de mercados negros y grupos de mafia. El dinero que Europa y Estados Unidos le proporcionaron al régimen golpista de Azov ha permitido muchas actividades de lavado y triangulación de 
dinero al que por supuesto ni Zelensky ni su régimen van a renunciar sin presentar pelea.

Lo que ni Joe Biden ni Boris Johnson calcularon en su momento —o no quisieron calcular— fue la posibilidad de que estaban creando una versión eslava del Talibán bajo la misma dinámica de fortalecer a un tercero para no hacerle frente franco al enemigo que temen: la Federación Rusa. Esta cobardía técnica ha caracterizado mucho a Europa, la cual siempre se ha valido de escudarse con Estados Unidos pero en el caso presente fue el propio Biden quien prefirió financiar a Zelensky y  Azov sin declaración formal de guerra contra Rusia.

El punto es que Azov no está formado por personas con preparación cultural ni honor. Sus principios marciales están lejos del Semper Fi de Estados Unidos o del patriotismo británico de Winston Churchill y de hecho los de Azov son parte de una ideología que en la segunda guerra mundial fue colaboracionista de los nazis, quienes no se destacaron ni por su honor, ni por su patriotismo, ni por su integridad moral.

En el supuesto de que, tras estas dos cumbres, Rusia y Ucrania lleguen a un acuerdo aceptable quedará claro que el plan de la OTAN y la Unión Europea para debilitar a Rusia se va a desmoronar de tal modo que incluso el propio pueblo ucraniano pida juicio contra Zelensky y Azov. Lo que significa que habrá una serie de resultados mixtos en los que Rusia tendrá razones para exigir condiciones como:
  • Elecciones Presidenciales en Ucrania
  • La cesión de territorio ganado durante el conflicto a favor de la Federación Rusa
  • Retiro de tropas ucranianas de las poblaciones de Donbass, Járkov, Gerson y Zaporiyia
  • Referéndum entre las poblaciones de esas regiones
  • La No adhesión de Ucrania a la OTAN
  • La neutralidad de Ucrania
  • La revisión de los acuerdos de Minsk
  • La desmilitarización de Ucrania
  • La desnazificación de Ucrania
Un acuerdo de paz basado en el diálogo entre Estados Unidos y Rusia representará tanto para Europa como para Ucrania una derrota técnica que va a tirar mucho dinero a la basura (nada menos que el presupuesto civil de casi diez años de cada país europeo) y va a representar algunos resentimientos por parte de los extremistas de ultraderecha en la región, Azov incluidos.


Donald Trump fue bastante sutil y diplomático con Zelensky y los representantes de la Unión Europea pero también supo mantenerlos como viles espectadores de la situación que ya domina bastante bien el Presidente Norteamericano, y supo poner a Zelensky en su sitio de aspirante, a pesar de que varias veces se refirió a él como El Presidente de Ucrania. Con estas cartas, Trump dejó claro que ni él ni Putin les están pidiendo permiso para un acuerdo de Paz aunque a veces coqueteaba con la tentación de pretender que la Federación Rusa no tenía otro remedio —lo cual es falso.

Esa última mascarada se cayó justo en el momento en que pausó la reunión para llamar a su par ruso.

Si Azov y Zelensky se encuentran eventualmente sin el poder que ahora ostentan, se habrá acabado para ellos su era de gloria y fortuna y para Europa será una derrota abierta frente a Rusia. Los militantes de grupos extremistas, al no estar comprometidos con ninguna cuestión de principios, se convertirán de facto en potenciales terroristas. Y eso quedó claro con el atentado que casi le cuesta la vida al propio Trump y el de New Orleans, ambos este mismo año.

Esto significa que si bien Donald Trump ha sabido jugar la baraja hasta este momento, tampoco debe confiarse del mirón detrás del juego. El señor tiene una boca muy impulsiva y eso puede ser su némesis. Hasta el momento tiene la disposición al diálogo por parte de Vladimir Putin y Trump debería aprovechar para regresar a Estados Unidos a su papel neutral del que Joe Biden y su inepta administración lo sacó.

Darle muchas opciones de negociación a Zelensky va a representar algo fatal a futuro. En este momento Zelensky ya está derrotado y así lo deberían asumir todos.

Es cuanto

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