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miércoles, junio 18, 2025

Sine Serviri

Por qué el régimen de Zelensky se aferra a mantener su guerra

(Ó bien: Zelensky perdió lo único valioso que tenía: El Primer Plano)


Por supuesto que no me alegro de que haya surgido un conflicto tan terrible como el de los ataques bajo la necedad de Israel contra Irán -Netanyahu es una suerte de Zelensky judío- pero por ahora prefiero enfocarme en, y devolverle un poco de atención a, Volodia Zelensky haciendo una mera observación sobre su repentina desaparición de la escena internacional.

El poder de Zelensky no era ni tan espectacular ni tan fuerte como los propios ucranianos quisieran pensar ya que Zelensky dependió todo el tiempo del hueco apoyo de Europa y el partido demócrata de Estados Unidos. Ucrania se enfrentó con un país que históricamente ha duplicado el poder de naciones realmente capaces y pensó, Ucrania, que pertenecer a la OTAN le convertiría en la nación más incómoda de Rusia, política y estratégicamente hablando. Algo que en tres años ha quedado claro que nunca va a suceder.

Ucrania aprovechó el vuelo que causó su condición de débil cuando, en apariencia, la Federación Rusa invadió Ucrania pero, ¿la invadió?. La disputa comenzó cuando los ciudadanos de Crimea pidieron la revisión de la pertenencia política postsoviética de la isla, o península de hecho, ya que desde la caída del régimen no se estableció claramente ese punto. Básicamente la administración de Crimea fue destinada al óblast de Kiev debido a la distancia entre Moscú y Crimea pero no existe un documento que sostenga que el territorio sea Ucraniano, que de hecho siempre fue una nación tártara que comenzó como protectorado del imperio turco y posteriormente fue parte del imperio ruso (1774). Como se mencionó previamente en otro artículo, el gobierno soviético de Nikita Jrushchov fue el que designó a Kiev como administrador de Crimea por razones prácticas.

Los habitantes de Crimea, o al menos la mayoría en edad de votar, buscaban el regreso de la administración de Crimea a cargo de la Federación Rusa en el mismo momento en que la región de Donbass quería independizarse y la Unión Europea vio como amenaza tal influencia Rusa en el este de Europa y decidió que proponer a Ucrania para ser parte de la OTAN representaría una jugada maestra y contó con la ayuda de Estados Unidos para tal fin, que hasta el día de hoy, tampoco ha dado resultados.

Pero apreciemos todo desde otros puntos menos apasionados.

La confrontación demuestra que Vladimir Putin es un estadista de peso completo con la talla de un estadista y la habilidad de un estadista. Sin convertirnos en una porra no oficial del Presidente Ruso, deberemos reconocer que dicha dimensión de -insisto- hombre de estado, ha logrado opacar al resto de diplomáticos y hombres de gobierno del resto de Europa y Asia (ya que Rusia pertenece a ambos continentes) y Vladimir Zelensky no es la excepción y ganó posicionamiento geopolítico gracias a la propaganda occidental que servía como fuselaje a la carga de todas las armas posibles para abatir a la Federación Rusa; entre ataques tipo guerrilla, sabotajes de terrorismo barato y toda clase de intimidaciones que no afectaron en lo absoluto a Rusia, país que al día de hoy sigue teniendo más fuerza y resistencia que toda la Unión Europea junta.

Vladimir Putin hoy se permite debatir y negociar con el resto del mundo mientras Ucrania se encuentra sumida en penumbras y ruinas con un líder que necesita la protección de Europa para poder movilizarse y pedir limosna por todos lados. Pero Zelensky tenía un arma poderosa que le garantizó por tres años el apoyo militar de quienes manejan el poder europeo (y hasta Enero pasado también el estadounidense), sin mencionar la Simpatía global de gente en el mundo alineada a las normas de occidente. Pero esa simpatía general no militar ni política, solamente moral, no dejó de ser una moda. Una de esas cosas que se utilizan para estar In que por cierto no se mostró cuando África comenzó a movilizarse contra Francia. Desde luego, las mujeres ucranianas son rubias y de ojos claros, era obvio (y lo mismo aplica con los hombres tatuados y con pinta de matones de ucrania), esos amigos y amigas ucranianas que no saben una letra de historia pero están bien guapos y guapas, para el gusto apátrida de los latinoamericanos.

Y de pronto estalló un conflicto que ha sido más temido desde finales de la segunda guerra mundial: Israel contra las naciones árabes. Desde 1947 en que se estableció que habría dos estados en Palestina -uno judío y el otro islámico- los conflictos en la región han evolucionado sin detenerse de tal manera que han alcanzado formas realmente escalofriantes de guerra. Desde entonces, el temor mundial latente había sido el desencadenamiento de una guerra termonuclear programada (tétricamente insinuada y escalofriantemente profetizada en la película WarGames de 1983), tratando de señalar a la hoy extinta URSS como la probable provocadora. Pero en el fondo tanto la URSS como Estados Unidos mantuvieron el ojo puesto en la región del oriente medio, especialmente ahora con los recientes choques entre Palestina e Israel y la eventual intervención de Irán, que hoy está abiertamente en guerra con Israel.

Lo anterior atrajo la atención de todo el mundo sin excepción y la moda We All Are Ukraine se convirtió en We All Are Israel y Benjamin Netanyahu pasó a reemplazar a Volodimir Zelensky en menos de una semana. Así, como si se tratara de una celebridad del momento. Suena muy superficial y hasta vil decirlo de esa manera pero definitivamente es parte del juego de poder que están manejando los países que miran hacia la ultraderecha y hacia el control como método para cimentar su futuro. La guerra iniciada por Israel contra Irán es algo completamente catastrófico y supera por mucho al conflicto entre Rusia y Ucrania. Si la pelea de Zelensky por pertenecer a la OTAN estaba siendo un problema doméstico en el que la Unión Europea fanfarroneaba para fastidiar a la Federación Rusa, la guerra entre Irán e Israel es el inicio mismo de la Tercera Guerra Mundial y eso no es nada para sentirnos tranquilos. Nadie en este planeta.

Ucrania por sí misma

Rusia estableció más de una vez sus razones para no permitir que la OTAN, de evidente tendencia fascista, se estableciera justo enfrente de su frontera más cercana a la capital, Moscú, utilizando a un país como Ucrania que estableció su actual régimen en el golpe de estado (Euromaidan 2014) a favor del Neonazismo (y quien no esté de acuerdo con el señalamiento tendrá que escarbar en la historia concretamente de las ciudades de Sebastopol, Odesa, Dnipropetrovsk, Lviv y Starobelsk y su colaboracionismo con los Nazis en los años 1940's).

Pero hagamos un paréntesis claro y muy importante: La Comunidad Ucraniana en México es pacífica, trabajadora y defensora de la libertad. Muchos de sus jóvenes nacieron o crecieron aquí, y no deben ser arrastrados por narrativas violentas que distorsionan su historia. Rechazar la glorificación de símbolos fascistas no es ser Anti-UcranianoEs profundamente ucraniano defender la dignidad, la historia real y el derecho de los jóvenes a vivir en paz en cualquier lugar del mundo donde los ucranianos vivan. Por si alguien pensaba que este blog es Anti-Ucraniano.

Un poco de historia

Durante la invasión alemana de la Unión Soviética en 1941 (Operación Barbarroja), algunos grupos nacionalistas ucranianos vieron a los nazis como posibles aliados para lograr la independencia de Ucrania de la Unión Soviética Entre los principales actores estuvieron: La Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) encabezada por la facción liderada por Stepan Bandera (OUN-B). Algunos miembros de la OUN-B declararon una independencia ucraniana en Lviv en junio de 1941, sin el permiso de los alemanes. La respuesta nazi fue negativa: arrestaron a Bandera y reprimieron a sus seguidores.

Pese a eso, hubo formas de colaboración como:

Policías Auxiliares Ucranianos: Miles de ucranianos sirvieron en la Policía Auxiliar creada por los nazis, y muchos participaron en pogromos (linchamientos) y en la persecución y asesinato de judíos y partisanos soviéticos.

División SS Galicia: En 1943, se formó una división militar compuesta por voluntarios ucranianos del oeste del país, conocida como la 14ª División de Granaderos Waffen-SS Galicia. Fue una unidad de combate bajo mando nazi, y su legado sigue siendo muy controvertido y asociado al régimen de Zelensky-Azov.

Antisemitismo Local: En algunas zonas de Ucrania, se dieron pogromos impulsados tanto por propaganda nazi como por resentimientos locales preexistentes, especialmente en ciudades como Lviv y Kiev (masacre de Babi Yar).

Pero también es importante aclarar que no toda la población ucraniana colaboró con los nazis. De hecho, millones de ucranianos lucharon en el Ejército Rojo soviético contra la Alemania nazi y sufrieron enormes pérdidas civiles durante la ocupación alemana. Ucrania fue uno de los territorios más devastados de Europa durante la guerra. Sin embargo aún existe en la memoria la idea de que principalmente Starobelsk (en el óblast de Lugansk) fue la ciudad que sirvió de refugio a los nazis para facilitar su entrada por el flanco del oeste a territorio ruso.

Teóricamente, hoy Starobelsk acepta abiertamente su pertenencia a la República Popular de Lugansk, aunque políticamente sigue siendo considerada una ocupación de facto por parte de la Federación Rusa a la vista de Occidente. Algunos nacidos en el óblast de Lugansk hasta antes de 1995 emigraron y viven actualmente en lo que aún es Ucrania debido precisamente a su ideología nacionalista afín al régimen Zelensky-Azov siendo contrarios a la Federación Rusa y sus legados religiosos y culturales.

El Pravy Sektor, ó Sector de Derecha

Hasta el día de hoy el Pravy Sektor parece ser convenientemente omitido por Zelensky y despistadamente olvidado por la propia Federación Rusa pero, ¡oh caray!, vaya que tiene importancia. Dicho grupo es de hecho una fuerza paramilitar de corte fascista cuyas raíces más profundas vienen justamente del grupo también paramilitar de ideología nazi llamado Ejército Insurgente Ucraniano (UPA) que fue precisamente el que apoyó al ejército nazi durante la Operación Barbarroja desde dentro de la Unión Soviética y cuyas ideologías y doctrinas fueron clandestinas a partir de la caída de Hitler en 1945 hasta la independencia de Ucrania en 1995. Puede ser que la historia universal pase por alto su existencia pero desde luego Polonia jamás olvidará las Masacres de Volinia, en las que, entre 1943 y 1944 este mal llamado ejército ejecutó a un promedio de medio millón de polacos (aunque se estima que fueron muchos más), apoyados por la infraestructura nazi. Los ucranianos de ultraderecha la llamaron Limpieza Étnica.

Precisamente las Masacres de Volinia fueron derivadas de un hueco que aprovecharon los nazis en el Tratado Ribbentrop-MólotovPacto de No Agresión Alemania-URSS, 1939) pudiendo atacar las etnias judías con raíces polacas en operaciones que facilitaron la invasión hacia el interior de la URSS. Y aunque se considera históricamente oficial el exterminio soviético de las clases altas de Volinia y el exilio de los sobrevivientes en Siberia, en realidad no se ha podido comprobar tal hecho ya que Polonia por sí misma habla de deportaciones de estos hacia el lado polaco ocupado por los nazis en 1939 y no de ejecuciones ni exilios. Las masacres atribuidas al Ejército Insurgente Ucraniano, en cambio, sí están documentadas y es de hecho lo que ha motivado que hasta el día de hoy Polonia siga exigiendo al gobierno de Zelensky que ofrezca una disculpa histórica al pueblo polaco.

Pero, asumiendo la parte de culpa que pudieran haber tenido los estalinistas, convendría mencionar que la idea del holocausto ucraniano, supuestamente cometido por Stalin contra el pueblo ucraniano, es una calumnia brillantemente elaborada creada por el genio de Hitler. En su Mein Kampf, escrito en 1926, ya había indicado que Ucrania pertenecía al Lebensraum alemán. La campaña lanzada por los nazis entre 1934-1935 sobre el tema del genocidio bolchevique en Ucrania alentó mucho a los extremistas de derecha en Ucrania. Es también necesario resaltar que las referencias que se tienen hoy en día sobre el régimen soviético surgieron desde siempre de la conveniencia de la derecha comenzando por el propagandismo nazi y continuando por el imperialismo político de Estados Unidos a partir del comienzo de la Guerra Fría.

En resumen, el estallido del Euromaidan surgió a partir de que Viktor Yanukóvich, Presidente de Ucrania en 2013, se negó a asociarse a la esperada Unión Europea por razones de estabilidad en la región y al mismo tiempo surgió la convocatoria para firmar los Acuerdos de Minsk (2014-2015) que tenían a Francia, Alemania y Bielorrusia como testigos de honor para que Rusia y Ucrania llegaran a un acuerdo respecto a Lugansk y Donetsk, que pedían independencia de Ucrania. Acuerdos que posteriormente no fueron respetados ni por Ucrania, ni por Francia, ni por Alemania, declarando como Invasión Rusa la protección política temporal que la Federación Rusa realiza desde hace más de diez años a favor del Donbass (Lugansk y Donetsk) precisamente desde el Euromaidan.

Como ya se mencionó antes, el conflicto entre Irán e Israel marca el inicio aún no oficial de una conflagración que podría determinar que la vida como se conoce se transforme en el Antes y Después de una guerra nuclear, algo que era imposible que sucediera con los juegos de guerrillas de Volodimir Zelensky, quien se divierte mucho con su protagonismo histriónico yendo de aquí a allá tratando de hacerse notar hasta en la Cumbre del G7, aunque es cierto que fue invitado por el tibio Premier Canadiense Mark Carney, quien tampoco es muy impactante que digamos y es igual de ruidoso y ridículo que Zelensky, cabe mencionar.


A partir del 20 de Febrero de 2022 hasta el pasado 13 de Junio (¡Viernes!), la comunidad occidental se volcó en apoyo a Ucrania y hasta la Inteligencia Artificial de Google consideraba a Zelensky como un ejemplo de resistencia (y, ¡ah cómo me he reído con eso!) colocando a las chicas ucranianas creadoras de contenido (imaginen qué clase de contenido) entre las más buscadas en Facebook, Instagram y otras redes sociales. Algo que hizo mucho dinero fácil para muchas chicas de allá. Zelensky, por supuesto, era el paladín justiciero defensor de Ucrania que captó en casi tres años un caudal financiero que fue absorbido por sus bolsillos y los bolsillos de su corrupto equipo de gobierno, gobierno ilegítimo desde el 2024, por cierto. Tocó a la población pagar el costo y hasta el día de hoy ha muerto en el frente un aproximado del 60% de la población masculina apta para el servicio militar. Sin mencionar a la población civil que Zelensky y Azov han utilizado como escudo humano.

Si Zelensky no lo era, el pasado viernes 13 de Junio (2025) terminará por hacerlo supersticioso, ya que no fue su mejor día. No lo fue para la humanidad entera, cabe destacar, porque NADIE quiere una guerra atómica que ya marcó su inicio justo ese día pero hay una gran diferencia entre la humanidad entera y Zelensky-Azov: a él y a su régimen les duele haber perdido su popularidad en el término de un solo día, después de tres años de haber explotado al máximo la ayuda de la Unión Europea y la simpatía trend de la superficialidad de los jóvenes en el mundo.

En tres años Zelensky vivió una gloria inesperada apoyada por su, digamos, capacidad de actuación en la que en realidad también fue utilizado como el idiota útil para que la Unión Europea probara su propia capacidad para una eventual guerra con la Federación Rusa. Pero ante la gravedad del caso en oriente medio (y realmente lo es), la Unión Europea ha palidecido dejando a Zelensky en pendiente para poder prepararse a sí mismos ante la amenaza de la guerra nuclear.

Es decir: Hoy no joven, estamos ocupados.

Zelensky fue hábil para estafar a Joe Biden y a Emmanuel Macron; el primero le apoyaba principalmente con fondos y el otro exhortando a la Unión Europea para hostilizar a Rusia.

Cuando llegó Donald Trump al poder fue que todos se dieron cuenta que a pesar de las muchas sanciones que le impusieron a Rusia y de los atentados terroristas que apoyaron a favor de Zelensky, tanto la Unión Europea como Estados Unidos habían invertido mucho dinero y gestión diplomática, dejando sus propias arcas casi vacías, ellos se habían acercado más a los números rojos que Moscú, que, mientras, ayudaba a madurar al grupo político-económico alternativo BRICS. Grupo que por cierto ha logrado debilitar al dólar y a restar el poder occidental en la economía mundial. Si la jugada era destruir a Rusia, la unión europea escogió al más idiota de su equipo.

Lo más dramático, o irónico, es que Zelensky y su dictadura de juguete estén dolidos por perder el papel protagónico y que la situación de Oriente Medio les tenga sin el más mínimo cuidado cuando es algo que debería de preocuparnos a todos los que pisamos este planeta.

Así nuestro cómico favorito, tan barato y tan mediocre. Fiel a sí mismo.

Es cuanto

Messy Blues




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