La estrategia de juguete de Kiev
Volodimir Zelensky es un personaje digno de un estudio sociológico. No sé si encaja más en una personalidad psicópata o en una personalidad sociópata, o en ambas, pero lo que es definitivamente acertado es que el señor es un narcisista y un idiota. De eso no me cabe la menor duda. Las estrategias de Zelensky dejan en evidencia que para jugar ajedrez es un pollo a desplumar y, además, ha demostrado ser el peor líder de un país de tercer mundo (en versión rubia) y lo ha conducido a la ruina. Demostrando su poca capacidad como estadista y dejando claro que él es un sujeto emanado de un golpe de estado, el Euromaidan en 2014.
Hace unos días, una semana, las fuerzas militares del batallón Azov, dirigidas por Zelensky, atacaron varios puntos con actos terroristas, como la destrucción de un puente en Crimea que costó la vida de varios CIVILES y un espectacular ataque a un aeródromo militar ruso en Siberia. Aeródromo en donde se encontraban aviones de la era soviética en el cual las tropas de Zelensky hicieron volar cuarenta aeronaves que, ¡vaya cosa!, estaban destinadas a ser desmontadas para recuperar piezas útiles. Sin embargo el triunfalismo de Kiev hizo eco en toda Europa y en todo el mundo occidental simpatizante de Ucrania y odiador de Rusia. Finalmente, ¡Oh Gran Señor Zelensky!, había llevado a cabo su gran hazaña preparada por tres años y había quedado demostrado que la Federación Rusa también podía ser vencida y Ucrania lo iba a dejar claro.
Todos los líderes Europeos, salvo Hungría (y en cierto modo Polonia), salieron a felicitar al gran héroe Zelensky y hasta en redes sociales se destacaba el heroísmo del tipo. La gloria era tal que muchos memes se dedicaron a burlarse de un Vladimir Putin llorando como un bebé y publicaciones similares. El placebo de una victoria pírrica como la mencionada daba a muchos derechistas ucranianos razones para celebrar. En el lenguaje del ajedrez se llama Zugzwang (Obligado a mover, en alemán) que es una jugada desfavorable pero que obedece a la necesidad de mover una pieza que va a quedar expuesta. Generalmente son pocos los ajedrecistas que recurren a esta movida pero, cuando sucede, es para seguir protegiendo algún flanco en riesgo. Aún así, solo la utilizan en un caso extremo.
Pues bueno. Después de tan “sensacionales” logros, la OTAN, y particularmente Reino Unido, trataban de que el mensaje llegara a todos los rincones de la tierra y eso mereció las palmas de sus aliados más soñadores (Alemania y Chequia en especial) con las reservas de algunos otros, de los que el más dubitativo fue Italia en manos de Meloni. Al final de la jornada de celebraciones y hurras, todo mundo fue guardando silencio esperando la opinión y decisiones de Donald Trump, que no hacía mucho había dicho que ¡Putin está loco! pero en esos momentos después del ataque Ucraniano Trump estaba más callado que una tumba, algo particularmente inusual en el folclórico presidente de los Estados Unidos de América.
Es cierto que, técnicamente hablando, el ataque sorpresa de Zelensky a las bases militares aéreas de la Federación Rusa se enfocaron, perdón la redundancia, a los objetivos militares y que dichos ataques fueron relativamente efectivos; pero es cierto también que fue como haber preparado por tres años una corrida de toros y al final terminar lidiando con vaquitas. Zelensky quemó su pólvora en pirotecnia de feria de pueblo causando tanto daño a Rusia que hizo reír al Kremlin y a medio mundo. Cuando finalmente Donald Trump se pronunció sobre el tema, soltó una verdad más fría que el hielo polar, más afilada que un cuchillo de carnicero y más cruda que una hamburguesa de puesto callejero en el Bronx: Ucrania le acaba de dar motivos a Rusia para bombardearla hasta el infierno. Cierto. Si uno de los dos bandos estaba mostrando disposición para el diálogo esa era la Federación Rusa y, sintiéndose apoyado por los payasos de la OTAN y los idiotas de la Unión Europea, Zelensky continuó con sus bravuconadas de bully escolar y ahora Rusia tenía todo el derecho moral de responder, cancelando su participación en los diálogos de ser necesario.
Si algo ha destacado a los rusos, por siglos, es su pragmatismo y su gran capacidad de resolver complicaciones y ganar guerras (y solo ha perdido una en el mar contra Japón, debido a la excesiva confianza del Zar Nicolás II). Rusia también ha sido siempre el primer lugar en cuestiones de estrategia y negociaciones y su alta capacidad de trabajar hacia dentro de sí misma le ha hecho vencedora más de una vez, el ajedrez es solo un pasatiempo para ellos, y son los mejores en eso, dejando claro que la “Gran Hazaña” del ridículo de Zelensky fue algo peor que un “Zugzwang” y ahora afronta las consecuencias de su innegable estupidez. Después de que la Federación Rusa devolvió el regalo, la alegría del occidente se convirtió en el más ríspido frío en la espalda para occidente y fue así que todos los miembros de la OTAN, salvo Reino Unido, dieron un paso atrás destacando el Criminal Terrorismo del Kremlin y, el otrora bocón (ahora golpeado por la esposa) Macron, hacía gala de ausencia y silencio. Digamos que no es lo mismo apedrear desde el muelle al tiburón que ser devorado por este.
Pero la peor realidad de Volodimir “El Idiota” Zelensky ni siquiera se resume a lo errático de su estrategia tipo Hitler (igual de mala), sino al odio que su propio pueblo siente por él. Hasta hace unos seis meses, tal vez un poco más, el 40% de ciudadanos ucranianos creía que Zelensky era un héroe de la resistencia y hoy las cosas han cambiado dramáticamente y la gráfica señala que un aproximado del 89% de su población detesta tanto a Zelensky como a sus buitres de gobierno y sus pandilleros de Azov. Entre corrupción, mafias de poder, mercado negro de armas (y mujeres) y una ambición desmedida, el régimen de Kiev en manos de Zelensky se ha convertido en dos cosas: para Europa es el laboratorio de pruebas para ver qué tan peligroso sería enfrentarse a Rusia, sin poner muertos, y para el propio Zelensky se ha convertido en su propio reino en donde él es un estúpido Rey rodeado por el desastre pero particularmente sacando partido de un negocio muy redituable a costa de su propio pueblo. Lejos de ser un héroe, Zelensky es una de las peores figuras políticas de la historia mundial y ha cumplido de manera genial con el modelo de imbécil con suerte.
Visto desde un ángulo frío y objetivo, es cierto que nada justifica ninguna clase de ataque bélico pero es cierto que fueron Volodimir Zelensky, Joe Biden y Boris Johnson quienes provocaron a la Federación Rusa desde el principio. Todos aseguran que Vladimir Putin mostró mucha ambición apoderándose de Crimea y luego de la región de Donbass (Lugansk y Donetsk) pero aquellos otros redujeron demasiado el tamaño de la letra de las aclaraciones. Crimea NUNCA perteneció a Ucrania y el Donbass solicitó apoyo político, a Rusia, para poder independizarse de Ucrania y crear dos Repúblicas Independientes. Todo esto se incluyó en los Protocolos de Minsk en donde tanto Rusia como Donetsk, Lugansk, Crimea y Ucrania se comprometían al diálogo y posteriores consultas a los propios pueblos. Sucedió que Zelensky rompió con dichos protocolos aconsejado tanto por Biden como por Johnson. Parece ser que nadie recuerda las muchas veces que Vladimir Putin pidió de manera diplomática que nadie cruzara las líneas rojas.
Lamentablemente quienes están pagando el costo es el pueblo ucraniano. Ellos van al frente y dan la vida -o de otro modo Azov se las quita- y le están haciendo honores a un pobre pendejo como lo es Volodimir Zelensky. Como ya dije, si de todos modos les va la vida yendo al frente, ¿por qué no mejor derrocan al idiota ese?.
Es cuanto
Messy Blues
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