El bravucón con poder... o "Bases para ser un cobarde con dinero"
No siempre es fácil aceptar cuando uno queda como un perfecto idiota pero tratando de hablar relativamente bien de Donald Trump es difícil no quedar como uno. Incluso su propio equipo corre ese riesgo. En virtud a los varios posts que hice recientemente defendiéndolo un poco, o tal vez más de un poco, apostando a que Donald Trump podría finalizar el conflicto Rusia-Ucrania tal y como lo había prometido en campaña. Digamos que “Caí en el Encanto”. Una semana después de su investidura como Presidente de los Estados Unidos, poco menos, el magnate bipolar ha puesto al mundo de cabeza con sus nada novedosas estupideces. Ahora entiendo por qué él no es parte de grupos de poder como “Skull & Bones” o “Bilderberg”, aunque en esas sociedades no tan secretas también ha habido idiotas.
¿Un mal necesario?
Por extraño que parezca, Donald “Duck” Trump es algo que el mundo debía enfrentar por muchas razones funcionales. Europa y Estados Unidos estaban cayendo en un juego de guerra simulado contra la Federación Rusa, mientras México y Canadá tuvieron que crear una dinámica interna de financiamiento comercial debido a la débil interacción con Estados Unidos (y en esto tendremos que darle la razón al Trump) y el negocio de guerra de Estados Unidos se vio mermado por la hemorragia monetaria causada por Ucrania e Israel. Al asumir el poder, Trump dejó claro el verdadero panorama internacional, que no es precisamente favorable para él, y mostró la manera en que han cambiado las cosas entre 2016 y 2025, nueve años de diferencias de todo tipo.
En primer lugar debemos pensar en la gran fortuna que Trump posee, al grado de no necesitar del apoyo de Skull & Bones ni de Bilderberg (y se nota en la errática y chauvinista estrategia política del sujeto) lanzándose al firmamento del poder con todo el ego “Alfa” que obviamente no puede demostrar con las mujeres, de no ser con dinero. Su necesidad de asociarse con el no menos idiota de Elon Musk gracias a su dinero, es una manera de imponer el peso financiero de por medio cubriendo su falta de capacidad mental para relacionarse con el resto del mundo, y lo mismo les sucede al pobre diablo de Marco Rubio. Un marielito que detesta todo lo que huela a Latinoamérica, incluida su Cuba natal… o especialmente su Cuba natal. Luego podremos observar que Donald Trump y su equipo de golpeadores se están aferrando a la idea de un Estados Unidos creado al estilo Disney (el Disney de los años setenta, claro) en el que el hombre blanco era el todopoderoso y tanto los negros como los latinos, y otras razas, éramos parte de la decoración. Trump se aferró a la idea de un Estados Unidos prefabricado en el que siquiera visitarlo era símbolo de poder y todas las economías del mundo dependían abiertamente del dólar… o casi todas.
¿En realidad existía ese Estados Unidos?
Estados Unidos en realidad solo tuvo un logro estratégico al crear la primera bomba atómica para obligar a Japón a rendirse pero ellos mismos aún dudaban de tener éxito poco antes de lanzar el Fat Man y el Little Boy. La entonces Unión Soviética bajo el yugo de Stalin ya tenía un proceso establecido para la creación de este tipo de armas, los Estados Unidos solamente fueron más rápidos. Su poder comenzó en 1935 tras convertirse en el poder financiero después de la gran depresión pero su gracia radicaba especialmente en la rapidez de la producción en serie (creada por Henry Ford) y los créditos a los productores industriales y del campo y a ciertas economías extranjeras, como la Gran Bretaña, con determinadas facilidades de pago y ocultas condiciones de intereses que doblaban el monto de la deuda adquirida. Otro detalle que hizo crecer mucho a Estados Unidos fue la creación de patentes por sobre todas, o casi todas, las cosas que facilitaban la vida de los estadounidenses y que comenzaron a crear mercado internacional. Con la declaración de guerra entre Gran Bretaña y Alemania en septiembre de 1939, Estados Unidos dobló su producción debido a que Winston Churchill tuvo que reducir sus exportaciones para enfocarse en la producción de armas e infraestructura militar, dejando el mercado internacional en manos de Estados Unidos.
Pero no se puede seguir adelante en el tema si no se mencionan dos cosas importantes que hicieron del dólar estadounidense la divisa más importante del mundo, por así decirlo. El “Patrón Oro” es por regla lo que se supone que certifica el valor de una moneda pero la Gran Bretaña dejó de utilizarlo después de la Primera Guerra Mundial y se basó en el “Patrón Fiduciario” que establecía el valor de su moneda en la confianza del pueblo. Es decir, eran los valores en oro y bienes de la gente misma lo que fortalecía (o debilitaba) la moneda, la Libra Esterlina. En 1944 se retiró el proteccionismo de las economías con el tratado de Bretton Woods y, en ese momento, inició el poder económico de Estados Unidos que poseía una gran capacidad industrial y mucha mano de obra disponible, asunto que permitió la circulación de dinero dentro del país y, al mismo tiempo, creó la figura de administración basada en “Ingresos, Egresos e Inversión” que puso por delante a Estados Unidos dentro del núcleo de “Aliados” que vencieron a Hitler en 1945 y eventualmente a Idechi Tojo ese mismo año.
Pero hasta 1971, el dólar mantenía el “Patrón Oro” y Richard Nixon lo cambió al “Patrón Fiduciario”, asunto que hizo del dólar la moneda más poderosa basada en el valor de la economía y confianza ciudadanas pero sin una regulación debida ante la globalización. A finales de los años ochenta incluso China tenía una considerable deuda con Estados Unidos y la caída de la Unión Soviética hizo más fuerte la crisis de países acreedores ante un Estados Unidos, que no podía pedir mejor momento para su economía. Pero básicamente, el esplendor de Estados Unidos se puede establecer entre 1950 con el comienzo de la era atómica (y la Guerra Fría) y 1985 con las políticas intervencionistas de Ronald Reagan y su “Guerra de las Galaxias”. En treinta y cinco años Estados Unidos estuvo a la cabeza de todo y de todos en muchos sentidos pero especialmente había creado la idea del “American Way of Life” que atrajo a propios y extraños, creando apatridismo entre los migrantes (especialmente mexicanos) y nacionalismo extremista entre la población anglosajona. En 1986 Estados Unidos comenzó una gran campaña de desprestigio contra el sistema soviético basado en el desastre de Chernóbil y eventualmente lo utilizó para contribuir a su caída pero irónicamente fue la separación de Europa Oriental, de la URSS, lo que representó un enorme gasto para la Europa occidental y por consecuencia para Estados Unidos.
Cuando China comenzó a trabajar dentro de sí misma utilizando el colectivismo, el mercado internacional comenzó a sufrir algunos embates ya que este país, lejos de importar, comenzó a exportar manufactura barata, demasiado barata en ese entonces, e invadió los mercados sin control arancelario, dado que no se suponía que sus artículos pudieran considerarse suficientemente aptos para desplazar las producciones domésticas de otros países pero eventualmente comenzó a mejorar la calidad de su producción al grado de potenciarse lo suficiente como para poner en riesgo las producciones artesanales locales (como sucedió con la producción de zapatos en León Guanajuato, por ejemplo). A este punto, Estados Unidos dejó de representar la atracción de novedades que había logrado en las décadas previas a los años noventa y, al inicio de esa década, tuvo un gran desacierto con la “Guerra del Golfo”, que colocó a Estados Unidos en un gran dilema económico.
Los años noventa tuvieron dos eventos, uno financiero y el otro cultural, no evidentes pero lo suficientemente considerables como para develar el resquebrajamiento de la hegemonía Norteamericana. El primero fue la suspensión del “Interés compuesto” que también implicaba el perdón de deudas bancarias bajo la desconfianza de que dicho interés compuesto deshabilitara la economía y el segundo fue el crecimiento de la “Agenda Woke” en la que las minorías sociales de ese país intentaron hacerse de una voz (LGBT, Feministas Extremistas, Comunidad Negra, etcétera). Sin un juicio personal en el tema, es cierto que la cultura “Woke” nunca ha tenido un sustento real en cuanto a sus reclamos pero considerando que nació entre los años ochenta y maduró en las décadas siguientes, es cierto que su crecimiento fue mermando mucho las bases culturales de una sociedad tan amplia y diversa como la de Estados Unidos. Se destaca por ende el incremento de los ciudadanos estadounidenses consumiendo drogas cada vez más peligrosas. Y comercializando armas de fuego hacia Latinoamérica.
Es decir. Sí, Estados Unidos fue el país más poderoso del mundo occidental (con hincapié en este detalle) pero esa gloria fue de sustancialmente treinta años (1960-1990) y comenzó la evidencia de su declive después del escándalo Clinton-Lewinsky y probablemente fue la industria del cine la que manifestó dicha decadencia con su cine cada vez más mediocre plagado de remakes y películas con abuso de filtros y guiones estúpidos. La industria musical no fue mejor y, después de un dominio absoluto de las disqueras entre 1956 y 2000, la música hecha en Estados Unidos dejó de tener sentido artístico dando lugar a las invasiones de géneros realmente corrientes y destructivos como el reggaetón en Latinoamérica, donde antes Estados Unidos tenía una gran relevancia gracias precisamente a que estilos como el Jazz, los Blues, el Country, el Heavy Metal y el Rock tenían un gran contenido filosófico, mismos que fueron hechos pedazos a partir de la creación del Rap y el Hip Hop a finales de los años ochenta.
Estados Unidos sí fue una potencia, eso es verdad, pero en realidad nunca alcanzó el adjetivo, ni la calidad, de “Grande”. Estados Unidos ejerció su poder a costa de explotar los recursos de otros países inventando guerras y terroristas pero eso es un concepto que ya está girando por todos lados en videos y otros blogs, así que no es muy necesario mencionarlo aquí.
Pero… ¿por qué era necesario el discurso incendiario de Trump?
Decir “Necesario” resulta aventurado porque incluso en este mismo blog yo mencioné la esperanza que se tenía en el magnate para detener al idiota de Zelensky y hasta justifiqué muchas de las cosas que Trump hizo en su pasada administración y, como mucha gente, no conté con su personalidad narcisista y lo voluble, e idiota, que Donald Trump puede llegar a ser. Necesario sí es por demasiadas cosas respecto a cómo está funcionando el mundo y también para dejar claro, tanto a Trump como a los supremacistas, que Estados Unidos está lejos, muy lejos, de ser y poder volver a ser el gigante que fue. Por así decirlo.
Su irrupción de regreso en la escena política puede obedecer a muchos de sus planes e intereses que son respaldados por otros imbéciles iguales a él, como Musk y Rubio, pero en sí Trump no es peor que un retrasado mental como Joe Biden, solo es diferente. Sus estupideces como cambiar el nombre al Golfo de México, invadir Groenlandia, apoderarse del Canal de Panamá y nombrar terroristas a los cárteles de la droga son parte de su estrategia de “Terror” para intimidar pendejos, tal como lo hace el Bully del salón. Ya saben, aquel que llega de abusivo apoyado por otros bullies bravucones pero, todos sabemos lo que es un bravucón, es tan solo un cobarde con traumas y complejos de inferioridad y de eso Donald Trump ha demostrado tener bastante.
Pero los terrenos inesperados que Donald Trump dejó al descubierto revelaron una verdad muy dolorosa para el propio Donald Trump y para quienes esperaban el regreso del “Sueño Dorado” que Trump tanto alegó en su primer día. Sus planes de expansionismo se encontraron de frente con la reacción mundial, desfavorable para Trump, y el derecho internacional por lo que Donald tendrá que replantearse su discurso de poder tomando una ruta diferente, por un lado, y por el otro se dio de frente también con una Federación Rusa que supera por mucho a la Rusia Imperial Zarista y a la propia figura de la Unión Soviética en sus mejores tiempos. Si Trump opina que Estados Unidos es el país más poderoso, Vladimir Putin ha dejado más que claro que dirige la nación realmente más poderosa.
De entrada, México fue el sparring favorito de Donald Trump buscando humillarnos y luego continuó con su necedad de apropiarse de Groenlandia, retomar el poder del canal de Panamá y poner a Europa y Rusia de rodillas para que terminara el conflicto de Ucrania, rematando con su retórica de insistir que Canadá debe anexarse a la Unión Americana. En menos de dos días, su tazón de sopa hirviendo se le derramó de las manos y todos le pusieron un freno. Claudia Sheinbaum le espetó con bases legales e históricas mientras el resto del mundo le hizo ver lo idiota que el señor puede llegar a ser, lo cual resulta redundante considerando que es Donald Trump.
Enumerando un poco algunas cosas que Trump enfrentó:1.- Rusia le dijo que sus amenazas arancelarias no eran ninguna novedad ya que son el recurso favorito del magnate. Por consecuencia, el país eslavo le recalcó que no se sienten intimidados ni por él ni por nadie y que sus planes de calmar a Ucrania siguen adelante, con o sin su intervención, y muy a pesar de los valiente que pueda sentirse el ridículo de Zelensky.2.- Panamá le ha dejado claro que no piensa ceder el manejo del canal aún a pesar de que el señor Trump quiera hacerlo a la fuerza.3.- Dinamarca aplicó la misma respuesta respecto a Groenlandia4.- México también le mostró a Trump el panorama de poder comercial y político que ahora domina al país y que sus coerciones, las de Trump, se resumen a la demagogia. A diferencia de los tiempos del neoliberalismo con Peña Nieto, la dinámica social de México es más fuerte y soberana y con Claudia Sheinbaum, Donald Trump se topó con pared.5.- Aunque de una manera muy diplomática, en contraste a la estridencia de Trump, China también dejó claros los terrenos que está dominando y que no piensa dejar de lado. También las amenazas arancelarias contra el grupo de los BRICS fue algo que China hizo quedar como mero discurso de consolación por parte del magnate.
En un resumen protocolario, Donald Trump cumplió las expectativas de la decepción esperada no obstante que hubimos quienes apostamos al menos un poco por él. Donald Trump está haciendo lo que se supone debe hacer: Ser Donald Trump, ser fiel a sí mismo con toda la falta de clase y sentido común que siempre lo ha caracterizado. Su discurso y su actitud de pandillero del Bronx, pero con poder, lo han pintado de cuerpo entero y para nadie resultó ser nada nuevo todo lo que ha hecho en menos de una semana.
Para desgracia de sujetos como Zelensky y sus payasos de Azov, Donald Trump tiene planes más propios de Estados Unidos respecto a Ucrania y si él pensaba quedar como el héroe que libraría a Ucrania del peligro de Rusia (un peligro imaginario, cabe decir), ha puesto a su país, o lo que queda de este, en manos de Donald Trump. Aunque, claro, si Vladimir Putin no permitió la anexión de Ucrania a la OTAN, tampoco permitirá que Ucrania se convierta en una colonia de Estados Unidos, y eso es algo que Rusia ha dejado totalmente claro.
La mezquina perorata supremacista de Donald Trump pudo haber causado preocupación en los arribistas que esperaban verse beneficiados con la ascensión de Trump (PRI y PAN, por ejemplo) pero en un sentir más responsable, el discurso del Presidente Naranja fue bastante más propio de un idiota con poder, mejorando la apuesta de Volodimir Zelensky, que ya es mucho decir. El gran problema es que con Zelensky, EE.UU. creó un segundo Benladen quien no tardará en hacer sufrir a Estados Unidos con repentinos brotes de atentados dentro y fuera de la Unión Americana. Volodmir Zelensky inició su guerra personal contra la Federación Rusa un año después de que Biden asumiera el poder y, tres años después, descubrió que tanto Biden como la Unión Europea se burlaron de él. Ucrania puede no tener el mejor ejército, de hecho no tiene un ejército real, pero sí cuenta en sus filas con demasiados mercenarios y asesinos a sueldo, que no es muy diferente a los kamikaze musulmanes o a los matones del crimen organizado. Pareciera ser que Don Donald no está consciente, como tampoco lo está Sleepy Biden, de los muchos enemigos personales que ya se han echado a cuestas.
Digamos que la arrogancia de esos dos está terminando de echar abajo el pretendido poder que alguna vez tuvo esa nación, si es que lo tuvo. Aunque es debido señalar que no es su pueblo el que está mal (los supremacistas sí). Muchas de las mejores cosas en el mundo fueron inventadas por migrantes o descendientes de esclavos en Estados Unidos, como los Blues, el Jazz, las guitarras Gibson y Fender, la goma de mascar y el movimiento Hippie, entre muchas otras cosas. Donald Trump es exactamente la antítesis de todo eso.
Es cuanto
Messy Blues
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