Zelensky, Azov y el Terrorismo Abierto de la OUN... Ó el debut de Ucrania en Las Vegas
Dicen que adelantar vísperas es caer en el hoyo del sereno y si bien no se ha probado hasta el fondo legal que los atentados en New Orleans y Las Vegas sean de iniciativa ucraniana, ambos tienen todo el tinte de serlo. Mediocres, burdos y diciendo a gritos: "Fuimos Nosotros". El pecado favorito del diablo es la vanidad y si algo destaca a los ucranianos es ese pecado.
Existen posibilidades a un 30% de que se trate de otros movimientos inculpando a Ucrania dado que los extremistas estadounidenses están hartos de la invasión de ucranianos pero son evidentes la falta de destreza militar y la falta de experiencia viviendo en Estados Unidos y los detalles de cómo y cuándo revelan tal evidencia.
Resultaría aventurado asegurar que Ucrania per sé es la responsable de ambos atentados pero, incluso abordando una tercera teoría conspirativa señalando a Rusia, la manera de desarrollar dichos atentados resulta demasiado torpe, narcisista y, de hecho, hasta rudimentaria.
En virtud a la rusofobia que la Unión Europea y el gobierno de Biden (y los ucranianos de extrema derecha) lograron sembrar, para ellos esta sería una hazaña Pro-Putin y hasta habrá quienes quieran ver tintes Latinoamericanos por parte de los cárteles de droga. Pero nadie ha volteado a ver al movimiento nacionalista de Stepan Bandera, redundando: "Organización de Nacionalistas Ucranianos, "OUN", que durante la Segunda Guerra Mundial fue estrecho colaboracionista de los Nazis y durante más de ochenta años ha operado de manera secreta desde las centralitas establecidas en Kiev, Vinitzia, Odesa y Dnipropetrovsk (Dnipro), por mencionar las más importantes. Este movimiento es más siniestro y vigente de lo que se quisiera creer y de hecho ha servido como proveedor no fiscalizado de la propaganda neonazi en todo el mundo.
Para quien desconozca el otro lado de la historia en la que se supone los rusos son los malos del cuento, habría que hacer algunas aclaraciones pertinentes ya que hasta el día de hoy se sigue manejando la idea de que Vladímir Putin invadió Crimea y se apropió de esta, y eso NO es verdad. La observación se hace porque el inicio del conflicto entre Ucrania y la Federación Rusa fue precisamente el argumento de la supuesta invasión. Luego viene la crisis del Donbass que también suele atribuirse al expansionismo de Putin pero resulta que la región se ha querido mantener como Pro Rusa desde 1994, año de la independencia de Ucrania. Curiosamente el tema debería estudiarse a fondo porque no queda claro de qué se independizó la república eslava, toda vez que, tras la caída de la URSS en 1989-1990, cada país tuvo que asumir su propia administración.
El punto es que la zona del Donbass fue la zona que se resistió a la traición de la extrema derecha ucraniana y se constituyó en la zona de campos de concentración en donde los nazis, tanto alemanes como ucranianos, eliminaron eslavos leales a Stalin. La ciudad de Starobielsk es históricamente considerada como lugar de fusilamientos y ejecuciones con gas por parte de los nazis en manos del movimiento de Stepan Bandera. Ahora queda claro por qué Zelensky y Azov están tan interesados en apoderarse del Donbass. Claro, aparte de complacer a occidente.
El pretendido espíritu nacionalista ucraniano tiene demasiado sustento ya que básicamente Ucrania se desarrolló como una nación agrícola alrededor de lo que ahora es Kiev, que originalmente era rusa y se independizó cuando Polonia se enfrentó a la Rusia Zarista durante el reinado de Iván El Terrible. Tras algunas guerras, Polonia, el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Otomano cedieron territorio tras algunas guerras con Rusia. Fue hasta 1917 que el Imperio Ruso cedió algunas regiones a Kiev para extenderse como República y no como monarquía, que eran las pretensiones de Ucrania.
Leonid Breznev, dirigente soviético en las décadas de los años sesenta, setenta y parte de los ochenta del siglo pasado, fue quien por conveniencia regional pasó la administración de Crimea al óblast de Kiev, pero no por ello dejó la península como parte de Ucrania. Detalle que de manera conveniente omiten los ucranianos. Es probable que la Federación Rusa tenga su historial negro, como todos los países en el mundo, pero es verdad también que cargó por mucho tiempo con el peso de administrar y proveer a muchos países que hoy se han vuelto en su contra.
Todo lo anterior deja al movimiento nacionalista de Ucrania en el sitio político y social más disfrazado y oculto del Neonazismo pero también queda a disposición del mejor postor para financiar sus fines. John McCaine y Joe Biden han sido sus principales benefactores desde 1998 patrocinando marchas, reuniones, empresas fantasma y algunas actividades al márgen de la ley, cosa que en Ucrania es lo más fácil del mundo. Y su cercanía con Europa le permite cierta prosperidad dado que el lavado de dinero no es precisamente un delito grave en ese país.
Azov y sus militantes son personas cuya mejor cultura está basada en libros de glorias militares, ajenas a ellos, y películas bélicas de tipo "B" con inspiración de Schwarzenegger, Stallone y uno que otro bodrio adicional de cine de guerra. Creen a pie juntillas en la supremacía racial propuesta por Adolfo Hitler y su idea de nacionalismo es la depuración de etnias. Etnias que componen un buen porcentaje de la población de Ucrania.
Las razones de los nacionalistas ucranios podrían partir del hecho de que Donald Trump ha dicho abiertamente (y también de manera imprudente) sus intenciones de fiscalizar la ayuda que Biden proporcionó con singular alegría y soltura al régimen de Kiev en manos de Zelensky. Trump pretende cobrar los miles de millones que le han sido entregados a Ucrania y también pretende detener el flujo de futuras entregas bajo los términos de ayuda y convertir ese dinero en inversión. Asunto que endeuda ipso facto a Ucrania por al menos treinta años a futuro.
Aparte de lo anterior, la posición de Trump ante el conflicto beneficiará por mucho el avance de Vladímir Putin hacia territorio ucraniano dejando sin cobijo a Zelensky y reduciendo por consecuencia la participación abierta de la OTAN y la UE. El siguiente capítulo para Ucrania es convertir su régimen en terrorismo y ese terrorismo es algo con lo que ni el propio Biden contaba.
Un terrorismo que, para variar, fue creado por el propio Tío Sam y que ha comenzado a volverse en su contra.
Es Cuanto
Messy Blues
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