Del Show de Gálvez y su Monito Cilindrero
La oposición en México ya tiene una identidad definida como pèsimos políticos y peores publicistas y eso ha sido evidente por años. Pero no es definitivamente su mediocridad creativa la que me hace escribir, después de años de no hacerlo. Es cierta desesperación intelectual al ver personajes tan falsos como la abanderada que encabeza la coalición “Fuerza y Corazón por México”, Xóchitl Gálvez, así como sus perros custodios por encargo como son Marko Cortés y el no menos vomitivo Alito Moreno, tres figuras más que nefastas y bastante incómodas para mi vista. Claro, hablamos de tres personajes que, cuando tuvieron poder, no hicieron nada a favor del votante al que ahora ruegan de rodillas por su voto.
Deriva de muchas cosas aparte del reciente Primer Debate Presidencial en el que se disfrazó a tomo y lomo un espectáculo pugilístico cerebral en el que se confrontó a dos mujeres con claras diferencias de educación, preparación, categoría y clase. Bien inspirados en la empatía que Andrés Manuel López Obrador consiguió con el pueblo que camina a suelo raso y la falsa imagen de fantoche que utilizó Vicente Fox en el año 2000, la élite opositora al gobierno del Peje puso sus mejores apuestas en una persona cuyo pasado estudiantil, en caso de que lo tenga, es más porril que de excelencia. Es decir, si es que Xóchitl Galvez pisó alguna escuela de nivel medio superior en su vida, lo cual es cuestionable, es seguro que no fue parte de los alumnos destacados y casi se le puede ver viajando en el metro de su barrio popular , o en el mejor de los casos de clase media baja, (vendiendo gelatinas, dice) y buscando la aceptación de sus compañeros tratando de ser parte de cofradías siniestras de alguna prepa popular o alguna vocacional de última opción. Si Galvez logró estar en alguna Escuela Preparatoria o algún CCH, en serio, para quien esto escribe, esa fue una gran fortuna, pero como ya mencioné, su paso por el bachillerato fue más bien porril y revoltoso.
Ser mitómano es un padecimiento que requiere atención médica y mentir por conveniencia es una práctica, muy mala, de política mercantilizada y son dos cosas diferentes. El mitómano es una persona con esa discapacidad en la disociación de una realidad y la ilusión subconsciente de una realidad ficticia. La mentira creada es, por su parte, una práctica estratégica, no ética, que puso de moda Estados Unidos durante la guerra fría y que Luis Echeverría Álvarez adaptó a la usanza mexicana que va de la falsedad de su capacidad representada por una proyección dirigida al pueblo a través de discursos en los que destacan logros y capacidad sin necesidad de presentar pruebas, porque ven al pueblo como ingenuos contribuyentes. El punto es que Xóchitl es un títere ideal, o idiota útil, manejada por élites más siniestras que la Gestapo misma y es obvio que la ex-senadora no solo es rebelde y testaruda para sujetarse al plan, también es evidente que tiene severos problemas de déficit de atención y es a todas luces una mitómana clínica. Y, al margen de todo lo anterior, también es obvio que Gálvez busca colocar una idea de “Aguerrida” y “Audaz” entre los votantes, nuevos y viejos, que, lejos de hacerla conectar con el pueblo, la ha dejado en una de las peores situaciones nunca antes vistas en un político.
Claudia Sheinbaum nunca fue exactamente el Santo de mi devoción pero deberé aceptar las capacidades en ella que la hacen diametralmente opuesta a Xöchitl Gálvez. Como todos los políticos, debe tener su “Fake Zone” (Zona fingida, o zona falsa) que la mantenga en la línea de la política y desde luego eso es tan cuestionable en ella como en cualquier otro político y justo esa práctica de juegos de guerra es lo que la coloca en un nivel inferior a su real nivel casi rebajándola al nivel barato y garnachero de Gálvez. Claudia es integralmente una persona que ha tenido la preparación y experiencia necesarios, superando intelectualmente incluso a su Mentor y Padrino Político (AMLO), y superando de hecho a varios ex-presidentes previos a la administración presente. Claudia podrá no ser la personalidad más “Bonachona” del mundo, ni tampoco la más “Tierna”, pero es cierto que en capacidad y experiencia políticos, puede darle muchas lecciones a todos los que componen la coalición “Fuerza y Corazón por México”. En retorno al punto de partida, la competencia política en este momento ha adquirido un tono circense y la falta de seriedad, y capacidad, de la oposición han convertido a Claudia en una suerte de “Groucho Marx” y su patiño en grado de payaso callejero como sería Xóchitl, con la inclusión de una mascota chistosa y siempre sonriente como resultó ser Jorge Álvarez Máyez. Nunca antes una carrera electoral hacia la presidencia de la República había resultado tan mediocre y tan bizarra.
Pero la oposiciòn tiene una personalidad histriónica altamente conocida y acusan a la izquierda de exactamente los propios crìmenes de ellos como son la concentraciòn de poder y riqueza en unas ciertas èlites a travès de la corrupciòn, la persecuciòn polìtica, la creaciòn de obras falsas para absorber dinero del erario, la calumnia, la dependencia enfermiza de Mèxico hacia Estados Unidos y el aislamiento cultural, por no decir que la eliminaciòn de la cultura como tal. La oposición es una clara fábrica de políticos de ocasión incapaces de participar maduramente en terrenos como la política exterior, la educación y la calidad de la identidad nacional. Desde la época de Echeverrìa, México se destacó por convertirse en un espejo barato de la forma de vida estadounidense y las franquicias comerciales destruyeron la posibilidad de la creación de producción propia de firmas comerciales. Como paréntesis dicho, la cultura y modas en México están basadas, desde hace muchos años, en todo lo creado por Estados Unidos y Sudamérica y eso ha sido gracias al poco interés que partidos como PRI y PAN mostraron por la educación en el país mientras fueron gobierno federal.
Basados entonces en ese hecho, la cultura de telenovela, la oposición ha creado sus campañas de mentiras creibles enfocándose más en atacar al Presidente que en tratar de mostrar alguna propuesta constructiva al menos. Así el pasado primer debate del 8 de abril, brilló por la falta de elocuencia de los estridentes mensajes opositores y cayó en una producción barata digna de Televisa o TV Azteca, empresas en las que la calidad está basada en apariencias más que en excelencias y nos arrojaron un espectáculo que no logró superar la “WrestleMania” con John Cena y The Rock y nos dejó la impresión de haber visto un mal programa de humor Stand Up con una paciente idealista soportando las impertinencias del payaso “Chispita” (Xóchitl Gálvez) y su monito cilindrero arrojando una que otra opinión detrás de una sonrisa parecida a la del gato Cheshire, el del País de las Maravillas. Obviamente Álvarez Máyez fue un costal de lastre para evitar que el dañado barco de Gálvez se fuera de lado.
A pesar de que los medios propiedad de la oposición (muy destacable el servicio “MegaCable” que tira y suspira contra todo lo que sean “AMLO” y “Morena”) tratan de colocar en el subconsciente colectivo, que Gálvez va ganando, la realidad se describe por sí misma. Aquella arma de desprestigio que hizo a tanta gente “Anti AMLO”, hoy se ha quedado en el lobby del beneficio de la duda, a pesar de los viles y despreciables sabotajes en la línea 12 del metro en CDMX durante las campañas de 2021 (personalmente no compro aquello de “Errores de Construcción”) y el tren Maya recientemente. Hoy pueden decirse miles y millones de calumnias o verdades a conveniencia contra la dichosa 4T, pero es cierto que, aún con el teatro guiñol del domingo 8 de Abril, los números a favor de Sheinbaum siguen estando muy por encima de lo deseado por la oposición y parece haber pocas trazas de que eso cambie en menos de dos meses a partir de hoy. A menos que el sistema del INE “Se caiga” o la oposición recurra a sus tretas de manipulación, compra de votos, embarazo de urnas, robo de urnas, amenazas y todo lo que distingue a las finas personas que componen la coalición “Fuerza y Corazón por México”. Aunque es cierto que eso no les ha dado muchos resultados últimamente.
En un resumen poco balanceado y hecho a criterio personal, como simple ciudadano observador, es cierto que los debates perdieron seriedad convirtiéndose en un palenque de gallos flacos con hojas de “Cutter” en lugar de navajas de acero. Es cierto que incluso Gálvez y Álvarez Máyez han rebajado el oficio de “Payaso” y la comedia de vodevil a un grado de vergüenza tal que han creado una escuela barata y mediocre de teatro fácil en la que, para muchos aspirantes de medio pelo, “Ahora es fácil ser político si sabes decir y hacer pendejadas de manera chistosa”. Digamos que Gálvez y su monito, Álvarez Máyez, han dejado claro que cualquier idiota puede aspirar a tener sus quince minutos de fama.
Es cuanto
Messy Blues
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