Sobre la manera en que se ha desestimado un peligro hitlerista
Gilberto Lozano, empresario, se ha caracterizado por haberse convertido, por ahora, en una pintoresca figura política defendiendo exactamente lo que ha dañado por años a México como nación: El Poder de la Clase Alta, y sus arengas alcanzan la capacidad de llegar al subconsciente de quienes están igual o más orates que él. Tiempo perderíamos al analizar quién es este señor, cuya biografía está promovida hasta el cansancio en todo el Internet tecleando su nombre en "Google", pero no es el caballero el simple figurín opositor que alega todos los días desde muy temprano que el actual Presidente de la República debe renunciar por, dice, "Inepto", "Tirano", "Dictador" y "Comunista". Los adjetivos que el señor Lozano le atribuye a Andrés Manuel López Obrador (a quien se refiere despectivamente como "López") pueden o no coincidir con la aceptación de la gente que difícilmente conocen la historia universal, pero definitivamente es un argumento que las personas de clase en extrema pobreza bien podrían aceptar como un credo funcional, lo cual no deja de ser bastante peligroso si se estudia bien.
Pero haré una descripción de algo que está contenido en esa mencionada Historia Universal que, desde los años ochenta, ya casi nadie hojea ni por curiosidad. Es la historia misma de un cabo nacido en Austria que mediocremente se fue implicando en movimientos obreros (de tinte socialista, cabe decir) para finalmente llegar al liderato del Partido Nacional Socialista de Alemania y cuyo rencor derivado de sus malas experiencias peleando, como cabo, al frente del ejército del Kaiser en la Primera Guerra Mundial, le llevaron a convertirse en un resentido social que buscaba afanosamente ser un pintor reconocido pero, al no lograrlo, incrementó su agravio al grado tal que decidió que la raza judía había promovido el Bolchevismo Soviético y por ende el comunismo y que en ese entonces su proyecto era establecer dicho comunismo en toda Europa. Tales ideas surgieron más de su resentida mente que de un hecho real y, aunque es probable que el propio ex-cabo estuviera en parte consciente de eso, el contexto de su discurso fue el argumento que lo hizo incluso escribir un compendio de tonterías patrioteras y supremacistas llamado "Mein Kampf", "Mi Lucha" en español.
Tal "obra literaria" escrita por Adolfo Hitler fue en sí el resultado del resentimiento de alguien con escasa educación y peor cultura que tuvo el modo de arreglárselas para escribir todo su dolor y, culpando a la raza judía y a los comunistas, se dedicó a buscar la manera de pertenecer a alguna sociedad que lo aceptara con todo y su equipaje pleno de odio hacia el resto del mundo. Hitler se valió de espectaculares y teatrales discursos y logró reunir un envidiable número de seguidores que lo llevaron al poder por autoproclama en el momento en que Paul von Hindenburg dimitió a su cargo de Presidente de Alemania en 1934. Después de ello, Hitler convenció a todo Alemania de que los judíos, los comunistas, los homosexuales y la gente de otras razas buscaban apoderarse de una nación pura como lo era la alemana y llevó a millones de personas a morir en una guerra que marcó la historia del mundo.
La retórica de Hitler no es muy diferente a la de Gilberto Lozano, quien veía en México todo un paraíso fiscal mientras el sistema Neoliberal gobernó desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto, mismo en el que era la clase ejecutivo empresarial la que llevaba el garrote en las manos y decidía quién sí tenía dinero y quienes debían conformarse con casas de interés social, vales de despensa, autos comprados a plazos y una asistencia social manipulada por la burocracia. Gilberto Lozano se integró de lleno a la vida política del país atraído por la naturaleza ejecutiva y comercial de Vicente Fox a quien apoyó precisamente porque el ex presidente favoreció más a ese núcleo de empresarios que al pueblo que lo hizo presidente. Luego entonces, las razones reales de Lozano para odiar de manera enfermiza a Andrés Manuel López Obrador radican en el cierre del sangrado de fondos que iban directamente del erario a los bolsillos del grupo FEMSA, algunos medios de comunicación y otros afiliados.
Pero ¿y quién es Gilberto Lozano?
Describir su trayectoria es, como ya dije arriba, traer aquí la labor que ya está elaborada en internet y que puede ser consultada, pero tal vez la parte que pocos han mencionado es precisamente la parte peligrosa de su personalidad. Si bien no soy psicólogo, sí me hice asesorar por dos de ellos y, consultando por separado con cada uno, ambos coincidieron en lo que estoy mencionando. Gilberto Lozano es, si bien un hombre inteligente y con mucha habilidad para los negocios (probablemente sea uno de los mejores en ese rubro), también es una persona del tipo "Narcisista" que solo puede escuchar su propia voz sin permitir la intervención de un interlocutor, especialmente si el argumento de la otra persona no le favorece.
Lozano es impositivo, manipulador y con un concepto de "Patria y Nación" bastante fascista y, contrario a Fox, Calderón y otros de su línea; asume que él es el Caudillo indicado para salvar a México de una dictadura represora que busca llevar al país a un estado Comunista y Masón (y esto último me sigue haciendo reír bastante). El empresario repentinamente dedicó su tiempo efectivo productivo a hacer la guerra al Gobierno Federal utilizando la figura de "Heroísmo" que, en tiempos de la Reforma, habría apoyado sin problemas la coronación de Maximiliano de Habsburgo como Emperador de México. Lozano es un hijo natural de la filosofía de pertenecer a una clase por encima de otra reservando los privilegios para unos, los de su clase social, y administrando de modo avaro los derechos del resto. Es decir, para personas como Gilberto Lozano, el pueblo debe ser tratado como plebe controlada mientras la clase alta es la que merece todo lo bueno de un país. Lozano es un sujeto inteligente, ya lo demostró, pero clínicamente sociópata y está enojado porque perdió dos de sus mejores fuentes de ingreso: la dispensa de impuestos y el favor del gobierno hacia sus negocios.
Y hasta el momento, mucha gente, entre políticos, medios y gente sin filias, Gilberto Lozano y su movimiento "Frenaaa" han sido tomados con mucho humor y se le ha convertido en una caricatura mediática pero la realidad es otra y bastante más peligrosa como para no ser tomada en cuenta. Gilberto Lozano ya tuvo varios tropiezos a pesar de que ha merecido el apoyo de un político mediocre y gris, pero igual de safado que Lozano, como es el panista Damián Zepeda; pero esos tropiezos en manos de un empresario que conoce las causas y efectos del aprendizaje, se convierten en enmienda y corrección (no, no es lo mismo) y afinan en lo posible un Manual Operativo en la logística de proyectos así. Contra lo que se piensa, o se quiera pensar, el movimiento de Lozano está lejos de bajar la bandera del asta y de hecho busca mejores trucos para ganar adeptos, casi todos de buenos recursos y de una escolaridad sujeta a los idearios de derecha (aquellos en los que los puros, blancos, ricos y bonitos son seres humanos y los demás somos una plaga a eliminar). Como carne de cañón, Lozano utiliza hábilmente a gente de comunidades rurales que son psicológicamente fáciles de convencer y utilizando también de manera muy maestra la religión a su favor.
Como Hitler, Lozano ha construido un discurso cuya retórica al menos siembra la duda en quienes, sin mucha visión cultural, aceptan como verdades bíblicas los argumentos del iluminado Gilberto Lozano. Hitler desconocía en su momento la realidad de la Unión Soviética (y hasta el día de hoy casi todos desconocemos lo que en realidad sucedía ahí) y también desconocía si en realidad era el poder económico de los judíos el que llevó a Alemania a firmar el Tratado de Versalles así como Gilberto ignora bastantes cosas respecto al comunismo (que ya no existe desde la caída de la citada URSS) y peor aún de la Masonería. Y debe ignorarlo mucho ya que muchas de las figuras que él defiende son Masones. Destaco algo importante: la Masonería no es algo que por razones de principios suela meterse en manipulación de poder aunque existan masones que sí lo hagan, y existe una gran diferencia.
En resumen. Hasta el momento, tanto el partido oficialista como muchos seguidores cegados de AMLO han dado por restarle importancia igual a "Va por México!" como igual a "Frenaaa" pero eso es un error, y no es error político, es un error a nivel social. De no ponerle un ojo jurídico firme al caballero, los resultados a futuro serán fatales ya que Gilberto Lozano está creando una Sociedad Moral al nivel Nazi y en calidad de secta que podría regresarnos a los tiempos en que sociedades de ultraderecha como MURO y TECOS conseguían boicotear movimientos estudiantiles y movimientos sociales genuinos de maneras muchas veces criminales. Es cierto, Gilberto Lozano está defendiendo sus propios intereses contra alguien que él considera inferior, pero se está sirviendo de la mentalidad colectiva en la que, "Si el líder dice que la tierra es plana, es porque la tierra es plana!".
Yo sugeriría más cuidado respecto a este señor Lozano.
Es Cuanto
Messy Blues
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