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domingo, septiembre 17, 2006

La moral no es un árbol de moras

Sensacional frase que me fusilé de un sitio web a cuyo webmaster envío un respetuoso saludo y que es tal frase una increbile e irónica verdad: La moral no es un árbol de moras. A estas alturas como que se acomoda a la realidad.

Los enfrentamientos polarizados entre izquierda y extrema derecha son tan duros y comienzan a rayar en el colmo de la intolerancia, chequen el siguiente mensaje que leí en el blog de Beam:

digg

jajajajaja si de pendejos esta lleno este mundo. pero bueh, lo bueno es que ya no tardan en matar al imbecil de amlo. :)

..quien no crea que la situación es bastante crítica y alarmante entonces no está parado en la realidad. La necesidad de querer o desear la muerte de alguien ya por fanatismo es el extremo de la intolerancia, sino racial sí de clases, en la que México comenzará a tensarse por sus muy contrastadas clases sociales.

Hay dos clases de ricos y una sola clase de pobres. Los ricos son los unos, digamos genuinos, y los otros, generalmente ricos nuevos; y una creciente clase social que, pretendiendo llamarse clase media alta es la que mas marca esa diferencia de la que hablo en el párrafo anterio. Estos ricos que no son propiamente ricos, que viven en colonias conflictivas de bajos impuestos y que, de un modo u otro pueden comprar lujosidades consumistas (celular, motoneta, horno microondas, teles widescreen, etc) pero que a lo largo de la quincena pueden necesitar un eventual préstamo hasta llegar a la otra quincena o simplemente consumen a plazos bajo la bendición de Elektra o alguna tienda del tipo. Curiosamente estos ricos son el cinto de clase social que mas insiste en llamar "huevones" y "nacos" a los componentes de la izquierda.

Los ricos nuevos no son muy diferentes a los anteriores pero lo que sí los pone por encima (hablando en sus propios términos) es el hecho de que sí pueden gastar y tener solvencia para virtualmente cualquier cosa. Sin embargo sería bueno señalar su carencia de modales, manejo diplomático, hablar y comer al mismo tiempo, usar vino blanco con carne de res o comer algún guiso italiano acompañado de... tequila o, peor, cerveza. Alguien que puede acudir a una reunión social vestido casual con sellos de Givenchy pero con el peor gusto para combinar la ropa o bien, para usar ropa lujosa que no le queda (me pregunto, qué entenderemos cada quien por término de "naco").

La clase alta, alta. Aquí está dificil porque no sabré decir si es mayoría empresarial, profesional, de pseudo casta, narcotráfico (que por otro lado podrían encajar en los ricos nuevos) o de plano clase política. Eh!!!! aquí es donde la puerca torció el rabo porque parace que comienzo a salirme por la tanjente.

El punto es que la polarización que esa clase alta comienza a no soportar (y que ellos mismos crearon) evidencía un efecto que no esperaron y que se llama verdad. Todos nos hemos dado cuenta que el poder privilegiado por sí mismo y que derrocó al gobierno legítimo buscó afanosamente quedarse en el poder por dos razones: en México se necesita llegar al poder para tener dinero y además México es un excelente siervo del imperio Bush que siempre se da por mal servido y paga esos favores levantando putas bardas en la frontera. El poder actual de México no es una mafia propiamente, es todo un régimen que busca la eliminación de los que ellos llaman inferiores.

De darse esta manía de "eliminaciones", el poder tendrá que pensar seriamente que, de solapar esa intolerancia en sus seguidores y fomentar la xenofobia de sus tropas yunqeras, creará un monstruo que podría devorarlo y provocar la misma caída que Hitler tuvo el 28 de abril de 1945.

El absolutismo es un sistema que probadamente no funciona tanto del lado izquierdo como del derecho y por otro lado se necesita algo mas allá del equilibrio que definitivamente la derecha mexicana no tuvo. Al hacer la guerra contra AMLO y la izquierda (comprar candidatos como Patricia Mercado y Roberto Campa) la derecha olvido la facturación del costo. Si bien una derrota natural de la izquierda habría creado mas consciencia en el país, la guerra de calumnias solo consiguió hacer enojar más a un pueblo que dificilmente tiene hoy diez pesos para sobrevivir y, lo mas curioso, utililizaron tantas metáforas para desacreditar (Chávez, Castro, etc) que involuntariamente (pendejamente) se echaron encima a parte de los regímenes latinoamericanos que no gustan de hacer comparsa al imperio de Bush.

Los de derecha creen que el oponerse a un sistema dictatorial es ser comunista, huevón, mantenido, mugroso pero creo que haría falta que salieran de su cascarón y la retrogradía en la que se sumergen cuando el fascismo viene y los convence por su lado más débil: la falta de moral.

Saludos

Messy Blues

1 comentario:

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Qué buen comentario, Messy. Órale, panistas, creían que la campaña electoral de Calderón, basada en descalificar al adversario y mentir sobre él, podía terminar en un: "¿era de juego, eh? Ya se acabaron las campañas y ahora debemos tomarnos amistosamente de las manos".
Pues no. El PAN creó una división anímica de la sociedad mexicana. Querían guerra, y guerra tendrán. Por lo pronto, si Calderón va a tomar posesión, será escondido en un pasillo, y el resto de su presidencia (que espero sea brevísima, de menos de tres años) transcurrirá en la sombra, pues a dondequiera que vaya, los gritos de "traidor a la democracia" lo perseguirán como han perseguido a Fox.

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