Sobre el halconazo del 71
Poco tengo documentado sobre este asunto de halconazos pero mi señora madre estuvo en el asunto ya que era profesora de redacción en la preparatoria y era un tanto izquierdista. Sus recuerdos al respecto no son muy buenos y desde luego se cuidó de no verse inmiscuída en los años siguientes con los movimientos "cheguevaristas" ya que durante los mandatos de Echeverría y López Portillo, oponerse al gobierno era ponerse una cruz sobre un negro expediente que ameritaba persecuciones y hasta "misteriosas desapariciones". Miguel de la Madrid fue tan gris y tan absurdo que su mandato brilló por su característica mediocridad.
La generación de mi madre, sus amigos de entonces, recuerdan todo aquello y les afecta mucho. Parecen sufrir nuevamente esos momentos y créanme que hasta muchos de ellos han llevado terapias para superar el asunto. Sin exagerar; un señor que en ese entonces era redactor de "Novedades" sufrió estragos severos en su propiedad durante el terremoto del 85 y estóicamente se limitó a comenzar de nuevo. A un servidor le mueven dentro de una lancha y comienzo a vomitarme ya que involuntaiamente relaciono el movimiento de la embarcación con aquel terremoto y me dan muuuucho miedo los temblores, a ese señor, que le fue peor que a mí, no le afectan casi nada pero cuando sabe de enfrentamientos como los de APPO y todo eso, se pone muy mal porque él los asocia con aquellos disturbios de los halcones como fuerza represora representante del gobierno priísta de finales de los años sesenta y de todos los años setenta (y parte de los ochenta, cabe señalar).
Hoy resulta un tanto gracioso observar que aún se trata de debatir sobre si hubo o no represión cuando está documentado hasta la aburrición que sí hubo tal. Es enojoso ver que Luis Echeverría simplemente envejeció sin problemas gozando de su pensión de expresidente y riéndose a carcajadas extentóreas de usted, de mí, de todos (por eso Jolopo lo usó de solgan de campaña: "La solución somos TODOS") y apoyado hasta el fanatismo por sujetos como Manuel Díaz Escobar que se autocalifica como "Coronel", se pitorréen de que la han librado por encima de los roñosos, como solían llamar tras bambalinas al pueblo.
Hace 37 años y casi dos días, en el Casco de Santo Tomás, Av de los Maestros y Metro Normal se dio ese choque de fuerzas desiguales en las que cobijados por el poder, los halcones arremetieron a tiros contra estudiantes señalados como "rojillos revoltosos". Familias enteras, miles de ellas, que sufrieron por consecuencia dolorosas pérdidas porque a alguno de sus miembros le dio por luchar por causas justas. Cosa que en México es un suicidio hacer.
Hace 37 años y casi dos días que se firmó con sangre esa imposición dictatorial de "Poder sobre el pueblo" y se purgaron los ideales de los idealistas, los sueños de los soñadores y la justicia de los justos. Dejemos la notoriedad de izquierdista renegado legítimo de lado, eso no deja de ser una etiqueta social; mejor vislumbremos a los que de verdad tienen hambre y a los que de verdad quisieran estudiar por progreso. El ser fresa o naco no deja de ser una búsqueda de casta urbana que no depende sino de un poco de suerte por un lado y un poco de voluntad por el otro. El verdadero luchador social es el que paga un precio mas alto que eso y lo hace sin pedir ni siquiera 15 minutos de fama porque ni es lo que busca, ni es lo que necesita.
Alfonso Corona del Rosal, creador de las tropas de choque llamada "Halcones", fallecido en el 2002 y que en 1989 fuera objeto de un homenaje por su "mérito revolucionario"; llegó a mofarse tiempo después, y en entrevista con una revista, de que "esos mugrosos" le "habían pelado la (.....)" y que "sus muchachos" tuvieron "muchos (.....) rifándosela contra esos orangutanes resentidos sociales". Y aunque Alfonso Martínez Domínguez negara por mucho tiempo saber de la existencia de los halcones mismos, es bien cierto que él hizo girar instrucciones en el 68 para que el ejercito protegiera a ese grupo y hasta les dijo que la contraseña era un pañuelo blanco atado a la mano derecha. En junio 10 de 1971, tanto la policía como los granaderos y el ejército ya conocían de sobra lo que tenían que hacer con los halcones, simplemente apoyarlos y protegerlos. Por cierto, sépase usted lector(a) que los dos ilustres caballeros dieron pláticas y conferencias privadas para ayudar con la creación del actual "Yunque" (a pesar de que se supone que estos últimos fueron creados para combatir a aquellos primeros, al menos eso decían).
El drama tanto del 68 como del 71 estriba mas que otra cosa en el aparato represor que repesenta el poder del gobierno de manera paralela y es una historia de sobra onocida. No es nada que ni usted ni yo no sepamos que hubo, hay y habrá y que en una "democracia" tan "revolucionaria" como es la nuestra, nada se puede hacer sin que se reciba represión a cambio o sin que se enfrente un movimiento a las bien calculadas campañas de "enfriamiento" tan características de publicistas políticos muy colmilludos como Antonio Solá o César Nava. El drama estriba en publicitar esas diferencias coyunturales y al mismo tiempo estructurales de las clases sociales en las que nacos somos unos resentidos y envidiosos mientras fresas son los bien portados que apoyan al gobierno en turno.
Cosa de pertenecer o no pertencer al modelo gabachista de ciudadano modelo.
Messy Blues
Poco tengo documentado sobre este asunto de halconazos pero mi señora madre estuvo en el asunto ya que era profesora de redacción en la preparatoria y era un tanto izquierdista. Sus recuerdos al respecto no son muy buenos y desde luego se cuidó de no verse inmiscuída en los años siguientes con los movimientos "cheguevaristas" ya que durante los mandatos de Echeverría y López Portillo, oponerse al gobierno era ponerse una cruz sobre un negro expediente que ameritaba persecuciones y hasta "misteriosas desapariciones". Miguel de la Madrid fue tan gris y tan absurdo que su mandato brilló por su característica mediocridad.
La generación de mi madre, sus amigos de entonces, recuerdan todo aquello y les afecta mucho. Parecen sufrir nuevamente esos momentos y créanme que hasta muchos de ellos han llevado terapias para superar el asunto. Sin exagerar; un señor que en ese entonces era redactor de "Novedades" sufrió estragos severos en su propiedad durante el terremoto del 85 y estóicamente se limitó a comenzar de nuevo. A un servidor le mueven dentro de una lancha y comienzo a vomitarme ya que involuntaiamente relaciono el movimiento de la embarcación con aquel terremoto y me dan muuuucho miedo los temblores, a ese señor, que le fue peor que a mí, no le afectan casi nada pero cuando sabe de enfrentamientos como los de APPO y todo eso, se pone muy mal porque él los asocia con aquellos disturbios de los halcones como fuerza represora representante del gobierno priísta de finales de los años sesenta y de todos los años setenta (y parte de los ochenta, cabe señalar).
Hoy resulta un tanto gracioso observar que aún se trata de debatir sobre si hubo o no represión cuando está documentado hasta la aburrición que sí hubo tal. Es enojoso ver que Luis Echeverría simplemente envejeció sin problemas gozando de su pensión de expresidente y riéndose a carcajadas extentóreas de usted, de mí, de todos (por eso Jolopo lo usó de solgan de campaña: "La solución somos TODOS") y apoyado hasta el fanatismo por sujetos como Manuel Díaz Escobar que se autocalifica como "Coronel", se pitorréen de que la han librado por encima de los roñosos, como solían llamar tras bambalinas al pueblo.
Hace 37 años y casi dos días, en el Casco de Santo Tomás, Av de los Maestros y Metro Normal se dio ese choque de fuerzas desiguales en las que cobijados por el poder, los halcones arremetieron a tiros contra estudiantes señalados como "rojillos revoltosos". Familias enteras, miles de ellas, que sufrieron por consecuencia dolorosas pérdidas porque a alguno de sus miembros le dio por luchar por causas justas. Cosa que en México es un suicidio hacer.
Hace 37 años y casi dos días que se firmó con sangre esa imposición dictatorial de "Poder sobre el pueblo" y se purgaron los ideales de los idealistas, los sueños de los soñadores y la justicia de los justos. Dejemos la notoriedad de izquierdista renegado legítimo de lado, eso no deja de ser una etiqueta social; mejor vislumbremos a los que de verdad tienen hambre y a los que de verdad quisieran estudiar por progreso. El ser fresa o naco no deja de ser una búsqueda de casta urbana que no depende sino de un poco de suerte por un lado y un poco de voluntad por el otro. El verdadero luchador social es el que paga un precio mas alto que eso y lo hace sin pedir ni siquiera 15 minutos de fama porque ni es lo que busca, ni es lo que necesita.
Alfonso Corona del Rosal, creador de las tropas de choque llamada "Halcones", fallecido en el 2002 y que en 1989 fuera objeto de un homenaje por su "mérito revolucionario"; llegó a mofarse tiempo después, y en entrevista con una revista, de que "esos mugrosos" le "habían pelado la (.....)" y que "sus muchachos" tuvieron "muchos (.....) rifándosela contra esos orangutanes resentidos sociales". Y aunque Alfonso Martínez Domínguez negara por mucho tiempo saber de la existencia de los halcones mismos, es bien cierto que él hizo girar instrucciones en el 68 para que el ejercito protegiera a ese grupo y hasta les dijo que la contraseña era un pañuelo blanco atado a la mano derecha. En junio 10 de 1971, tanto la policía como los granaderos y el ejército ya conocían de sobra lo que tenían que hacer con los halcones, simplemente apoyarlos y protegerlos. Por cierto, sépase usted lector(a) que los dos ilustres caballeros dieron pláticas y conferencias privadas para ayudar con la creación del actual "Yunque" (a pesar de que se supone que estos últimos fueron creados para combatir a aquellos primeros, al menos eso decían).
El drama tanto del 68 como del 71 estriba mas que otra cosa en el aparato represor que repesenta el poder del gobierno de manera paralela y es una historia de sobra onocida. No es nada que ni usted ni yo no sepamos que hubo, hay y habrá y que en una "democracia" tan "revolucionaria" como es la nuestra, nada se puede hacer sin que se reciba represión a cambio o sin que se enfrente un movimiento a las bien calculadas campañas de "enfriamiento" tan características de publicistas políticos muy colmilludos como Antonio Solá o César Nava. El drama estriba en publicitar esas diferencias coyunturales y al mismo tiempo estructurales de las clases sociales en las que nacos somos unos resentidos y envidiosos mientras fresas son los bien portados que apoyan al gobierno en turno.
Cosa de pertenecer o no pertencer al modelo gabachista de ciudadano modelo.
Messy Blues
1 comentario:
Pues demasiado revelador eso pero en cierto modo tampoco es nuevo para mí. Yo también fui testigo de casi lo mismo pero en otras circunstancias. La verdad es que la izuqierda está muy mal entendida por muchos de sus militantes. Saludos Trimax
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