Rubén A. Durán Cachón
Ante la convulsa situación que se vive en el país en los últimos meses del gobierno de Vicente Fox, las explosiones de bombas "terroristas" ocurridas en la ciudad de México hace algunos días en contra de los edificios del TEPJF, del PRI y de una institución bancaria, merecen un análisis menos superficial que el que aparentemente se le está dando para profundizar en quien o en quienes puede recaer la autoría.
De acuerdo con una lógica simplista, los ataques realizados fueron contra objetivos de la "derecha", así como contra la institución bancaria que representa los intereses del capitalismo beneficiado por las políticas neoliberales de Vicente Fox. En este sentido, es evidente que los atentados pueden atribuirse a las organizaciones o grupos de "izquierda", lo que parecería comprobarse al ser reivindicada su autoría por grupos guerrilleros según fue publicado.
Sin embargo, en esta época del "sospechosismo", debe considerase también lo contrario, es decir ¿No habrá sido un auto atentado de la extrema derecha para responsabilizara a la izquierda? El gobierno de la derecha representado por el PAN se encuentra realmente en una situación crítica desde hace varios meses al no poder solucionar el conflicto de Oaxaca que ha alcanzado dimensiones insospechadas, hasta el grado de crear incertidumbre de gobernabilidad para Felipe Calderón quien parece que va a heredar este grave problema. La salida más viable para distensar el conflicto, a juicio de la gran mayoría de los ciudadanos, de intelectuales y periodistas sería la renuncia o licencia del gobernador Ulises Ruiz, quien no solamente no gobierna sino al que se le atribuyen incontables acciones violentas y crímenes realizados a través de sus esbirros y grupos paramilitares, bajo cuyas órdenes ya han causado la muerte de varios integrantes de la sección 22 del magisterio, de la APPO y de un periodista norteamericano en fecha reciente.
Sin embargo, el gobierno foxista se ve atado de manos por el chantaje del PRI en el sentido de que si no se sostiene en el poder a su "gober precioso" de Oaxaca, Ulises Ruiz, podría sumarse a
la intención del PRD de boicotear la toma de posesión de Calderón el primero de diciembre.
Si hasta ahora ha fracasado la intervención inicial de la policía estatal de Oaxaca, las acciones criminales de grupos paramilitares atribuidos a Ulises Ruiz, las incontables mesas de diálogo político entre Gobernación y los manifestantes, así como la acciones recientes de la PFP, entonces tal parecería que al gobierno federal, ante su incompetencia demostrada para utilizar el diálogo y la concertación como instrumentos de la política, sólo le quedaría una salida cruenta y lamentable: enfrentar al ejército en contra del pueblo de Oaxaca, lo que daría lugar a una matanza civil como la de Tlatelolco en el 68. Desde luego, el costo político de una acción de esta magnitud sería incalculable para el próximo presidente y podría desencadenar manifestaciones ciudadanas en toda la república de consecuencias impredecibles para la gobernabilidad del país, ya de antemano bastante dañada.
No dudamos que la ultraderecha sea capaz de ello, para lo cual crearía previamente un ambiente propicio para justificar su proceder. Esto sería sin lugar a dudas utilizar el arma que mejor resultado le ha traído: "la guerra socia", es desprestigio mediático del oponente, crear en el conciente colectivo la animadversión mediante el miedo, tal como lo hizo con AMLO, en el sentido de que el movimiento civil y pacífico de la APPO es "un peligro para la nación". De allá se desprende la posibilidad de que las explosiones registradas en el DF pudieran ser obra del propio gobierno en el poder, con el fin de atribuirlo a grupos subversivos vinculándolos con el movimiento de Oaxaca.
Precisamente hace algunos días, en una interesente entrevista que realizó el comentarista de Radio Fórmula José Cárdenas al distinguido columnista del periódico "El Universal" Raimundo Riva Palacio, éste expresó sus dudas sobre que la autoría de los atentados del DF recayera en grupos guerrilleros. Expuso una interesante tesis sobre las bombas utilizadas explicando que las que explotaron probablemente fueron elaboradas con un material diferente y mucho más potente que los que quedaron intactas, que fueron dejados a propósito como señuelo para despistar, y que los que causaron las daños explosivos fueron hechas con un material sumamente escaso que sólo se fabrica en un país de Europa y cuya obtención es muy difícil en México, que sólo lo poseen el ejército mexicano y PEMEX, lo que significa que resultaría casi imposible que grupos guerrilleros pudieran obtenerlo.
Lo anterior nos lleva a una pregunta: ¿No habrá sido las explosiones del DF un auto atentado de la derecha contra sus propias Instituciones para iniciar otra "guerra sucia" contra el movimiento
de Oaxaca para justificar la intervención armada? Quizá el tiempo nos de la respuesta.
dr_rubenduran@hotmail.com
Ante la convulsa situación que se vive en el país en los últimos meses del gobierno de Vicente Fox, las explosiones de bombas "terroristas" ocurridas en la ciudad de México hace algunos días en contra de los edificios del TEPJF, del PRI y de una institución bancaria, merecen un análisis menos superficial que el que aparentemente se le está dando para profundizar en quien o en quienes puede recaer la autoría.
De acuerdo con una lógica simplista, los ataques realizados fueron contra objetivos de la "derecha", así como contra la institución bancaria que representa los intereses del capitalismo beneficiado por las políticas neoliberales de Vicente Fox. En este sentido, es evidente que los atentados pueden atribuirse a las organizaciones o grupos de "izquierda", lo que parecería comprobarse al ser reivindicada su autoría por grupos guerrilleros según fue publicado.
Sin embargo, en esta época del "sospechosismo", debe considerase también lo contrario, es decir ¿No habrá sido un auto atentado de la extrema derecha para responsabilizara a la izquierda? El gobierno de la derecha representado por el PAN se encuentra realmente en una situación crítica desde hace varios meses al no poder solucionar el conflicto de Oaxaca que ha alcanzado dimensiones insospechadas, hasta el grado de crear incertidumbre de gobernabilidad para Felipe Calderón quien parece que va a heredar este grave problema. La salida más viable para distensar el conflicto, a juicio de la gran mayoría de los ciudadanos, de intelectuales y periodistas sería la renuncia o licencia del gobernador Ulises Ruiz, quien no solamente no gobierna sino al que se le atribuyen incontables acciones violentas y crímenes realizados a través de sus esbirros y grupos paramilitares, bajo cuyas órdenes ya han causado la muerte de varios integrantes de la sección 22 del magisterio, de la APPO y de un periodista norteamericano en fecha reciente.
Sin embargo, el gobierno foxista se ve atado de manos por el chantaje del PRI en el sentido de que si no se sostiene en el poder a su "gober precioso" de Oaxaca, Ulises Ruiz, podría sumarse a
la intención del PRD de boicotear la toma de posesión de Calderón el primero de diciembre.
Si hasta ahora ha fracasado la intervención inicial de la policía estatal de Oaxaca, las acciones criminales de grupos paramilitares atribuidos a Ulises Ruiz, las incontables mesas de diálogo político entre Gobernación y los manifestantes, así como la acciones recientes de la PFP, entonces tal parecería que al gobierno federal, ante su incompetencia demostrada para utilizar el diálogo y la concertación como instrumentos de la política, sólo le quedaría una salida cruenta y lamentable: enfrentar al ejército en contra del pueblo de Oaxaca, lo que daría lugar a una matanza civil como la de Tlatelolco en el 68. Desde luego, el costo político de una acción de esta magnitud sería incalculable para el próximo presidente y podría desencadenar manifestaciones ciudadanas en toda la república de consecuencias impredecibles para la gobernabilidad del país, ya de antemano bastante dañada.
No dudamos que la ultraderecha sea capaz de ello, para lo cual crearía previamente un ambiente propicio para justificar su proceder. Esto sería sin lugar a dudas utilizar el arma que mejor resultado le ha traído: "la guerra socia", es desprestigio mediático del oponente, crear en el conciente colectivo la animadversión mediante el miedo, tal como lo hizo con AMLO, en el sentido de que el movimiento civil y pacífico de la APPO es "un peligro para la nación". De allá se desprende la posibilidad de que las explosiones registradas en el DF pudieran ser obra del propio gobierno en el poder, con el fin de atribuirlo a grupos subversivos vinculándolos con el movimiento de Oaxaca.
Precisamente hace algunos días, en una interesente entrevista que realizó el comentarista de Radio Fórmula José Cárdenas al distinguido columnista del periódico "El Universal" Raimundo Riva Palacio, éste expresó sus dudas sobre que la autoría de los atentados del DF recayera en grupos guerrilleros. Expuso una interesante tesis sobre las bombas utilizadas explicando que las que explotaron probablemente fueron elaboradas con un material diferente y mucho más potente que los que quedaron intactas, que fueron dejados a propósito como señuelo para despistar, y que los que causaron las daños explosivos fueron hechas con un material sumamente escaso que sólo se fabrica en un país de Europa y cuya obtención es muy difícil en México, que sólo lo poseen el ejército mexicano y PEMEX, lo que significa que resultaría casi imposible que grupos guerrilleros pudieran obtenerlo.
Lo anterior nos lleva a una pregunta: ¿No habrá sido las explosiones del DF un auto atentado de la derecha contra sus propias Instituciones para iniciar otra "guerra sucia" contra el movimiento
de Oaxaca para justificar la intervención armada? Quizá el tiempo nos de la respuesta.
dr_rubenduran@hotmail.com
1 comentario:
¿En qué periódico o revista apareció este artículo? ¿De dónde lo sacaste? ¡Esta buenísimo!
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