Un vistazo a la situación de los grupos neonazis en EUA y México
Diego García Bayardo
Una paradoja de la democracia es su obligada tolerancia hacia grupos políticos esencialmente intolerantes, que usan su derecho a expresarse públicamente, pero que si lograran obtener el poder público anularían inmediatamente esos derechos de los que ahora se sirven tan escrupulosamente. Tal es el caso de los grupos neonazis que proliferan en Europa y Estados Unidos principalmente, pero que empiezan a dar señales de vida también en Latinoamérica.
Las doctrinas fascista y nacionalsocialista (nazi) tienen como principio rector la subordinación total del individuo ante el Estado, así como la intolerancia institucionalizada contra todos los grupos sociales minoritarios en cuanto a su raza, religión, doctrina política o filiación étnica. Todo esto significa que los derechos y libertades garantizados por cualquier constitución política decente, y parece que todos los países de Europa y América tienen una de ésas, serían seriamente conculcados o incluso abolidos en caso de que un grupo neonazi ganara unas elecciones o lograra realizar un golpe de estado.
Aquí echa a andar el conflicto en la paradoja de la democracia: pese a su natural tolerancia hacia todos los hombres y grupos humanos, aún los minoritarios, una sociedad democrática debe ser intolerante con las ideas y los militantes del totalitarismo, pues le va la vida en ello. Si la democracia alienta el desarrollo de estos grupos comete un lento pero seguro suicidio. Podemos llamar a esto una sana intolerancia de los tolerantes.
Nazismo estilo gringo
Se sabe que en Estados Unidos operan varios grupos neonazis, como
Los «cabezas rapadas» y demás neonazis estadounidenses han desarrollado una ideología que tiene sus particularidades con respecto a la de sus correligionarios europeos, básicamente antijudíos. El nazismo estadounidense tiene fuertes vínculos con los segregacionistas raciales históricos del sur de su país, cuyo odio se ceba principalmente contra negros, mexicanos y católicos. Los nexos entre el Ku Klux Klan y los neonazis son muy fuertes. Es por esto que dichos grupos creen en la imposible suposición de que Estados Unidos será invadido por «hordas» de mexicanos, centroamericanos y asiáticos dirigidos -aunque usted no lo crea- por el secretario general de las Naciones Unidas. También de esta raíz proviene el infundio de que Dios ordena el racismo en
También hay «a la mexicana»
Existen en México algunos pequeños grupos neonazis que se relacionan por internet con grupos extranjeros mayores, es de esperarse que principalmente de Estados Unidos. A principios de agosto se celebró en Guadalajara una reunión de estos neonazis mexicanos, quienes publicaron una declaración en la que hacen público su propósito de participar activamente en la vida política del país, así como de abandonar la línea abstencionista que habían seguido hasta la fecha. Parece que su consigna será apoyar a Roberto Madrazo si queda como candidato, debido a cierta lejana conexión que se supone tendría con el finado general argentino Perón. En cambio, Vicente Fox es considerado como el menos conveniente para los objetivos del movimiento neonazi.
Uno de los principios básicos del nazismo es la supuesta supremacía racial aria, por lo que el desprecio contra los hispanoamericanos es prácticamente una obligación. No es de extrañar que en todo México el número de miembros de las organizaciones neonazis apenas rebase los mil y que este movimiento esté condenado al más completo fracaso. Suponer que el pueblo mexicano quiera llevar al poder a un grupúsculo que odia a la mayoría mestiza e indígena es el mayor de los disparates.
2 comentarios:
Qué buen artículo. ¿De dónde lo sacaste?
Solamente me permitiría plantear una duda: el racismo europeo ¿es básicamente ateo? ¿No sería más exacto calificarlo como "neopagano" o "anticristiano"?
Amigo Erath:
Otro amigo mío, Diego García Bayardo, fue quien escribió esto pero coincido contigo en tu opinión. El otro artículo, el de izquierda derecha, ese sí es mío :)
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